jueves, 13 de junio de 2013

Desde sus orígenes, el hombre siempre ha intentado conocer la Naturaleza, ya que de ello dependía su supervivencia. El conocimiento del marco natural, así como su transformación y aprovechamiento motivó e impulsó el conocimiento científico y la técnica. Gracias a su inteligencia, el hombre ha sabido adaptar la realidad a sus propias necesidades, ha sido capaz de utilizar la naturaleza y perfeccionarla acomodándola al modo de ser y necesidades humanas.
El hombre "usa" la naturaleza para satisfacer sus necesidades, pero también es cierto que, lamentablemente, muchas veces "abusa" de ella y acaba destruyéndola: extinción de especies animales y vegetales, desforestación, contaminación del agua y de la atmósfera

Estos conflictos entre el hombre y la naturaleza provienen a comienzos del siglo XVIII, a raíz de los cambios que se produjeron con la revolución industrial en Inglaterra. Después, a mediados del siglo XIX se produjo un fenómeno similar en Estados Unidos, Francia y Bélgica, sólo que entonces comenzó el uso intensivo de fuentes energéticas, especialmente electricidad y petróleo. En la historia de la humanidad los procesos de industrialización han tenido características diferentes, pero dos rasgos en común: La sobre explotación de los recursos naturales y la falta de cuidado hacia la naturaleza.
Los "extremistas" afirman Actualmente que hay dos posturas sobre los males que aquejan a la naturaleza, una afirma que: "La situación no es tan grave, y en todo caso tarde o temprano la ciencia y la tecnología nos van a sacar del atolladero"; y otra igualmente extremista, señala que: "La tecnología destruye la naturaleza y por lo tanto a nosotros mismos como parte suya, así que debemos prescindir de ella". Ambas posiciones son irracionales; no podemos seguir atentando contra la naturaleza, pero tampoco podemos renunciar a la tecnología y a sus usos económicos.


El hombre tan solo es una parte de la naturaleza. El hombre no es nada sin la naturaleza. La naturaleza es un gran ecosistema en equilibrio inestable, que se autorregula. Cuando algo lo desequilibra, la naturaleza se equilibra de nuevo. El factor más desequilibrante para la naturaleza en la actualidad es el hombre que, aunque nos parezca que siempre ha estado aquí, tan solo ha estado un instante de la vida de la tierra. Para el planeta ha sido como una pequeña gripe, que al paso que lleva durará ya poco: las toxinas que produce esta enfermedad están provocando una reacción febril que terminará con ella en poco tiempo


Indudablemente todos tenemos buenas intenciones, pero éstas por sí solas no bastan si no van acompañadas de acciones constantes y de mejoras que ayuden a que el ser humano y la naturaleza puedan convivir en armonía. Después de todo no estamos hablando sólo del ahora, o de las presentes generaciones, sino del mundo que heredaremos a nuestros descendientes.